miércoles, 21 de octubre de 2015

Sinceridad del Profeta

Reflexiones: Sami El Mushtawi

El profeta Muhammad hacía exactamente lo que Allah le ordenada y nada más. No era más que un ser humano como el resto de los mortales. Por eso, cuando los incrédulos de La Meca le pedían algo, Allah le decía lo siguiente: ¡Profeta!, di a esos incrédulos: No os digo que tengo la facultad de disponer de lo que pertenece a Dios para satisfacer vuestros pedidos, ni que conozco el más allá que Dios no me ha enseñado, ni tampoco os digo que sea un ángel capaz de ascender al cielo. Di: Soy tan solo un humano que sigue lo que Dios le revela. ¡Profeta!, di: ¿Acaso podrían equipararse el guiado y el extraviado en la percepción de la verdad? ¿No reflexionáis al rechazar que se os encamine en el sendero recto, no reflexionáis con vuestras mentes hasta que os sea evidenciada la verdad? (6:50).