Hoy por hoy al decir Islam se
piensa en violencia, sangre y ataque injustificado al otro y al mundo.
El islam no es así, nunca fue así.
El islam es una invitación al otro
hacia Dios y nada más. De esta invitación se encarga buena gente musulmana
poseedora de buenos modales.
En principio, el islam fue una llamada hacia
Dios dirigida a los paganos de Quraish, en Meca, luego, a los de Medina. Estos
últimos recibieron el islam con canciones y alegría. Estos cánticos están en boca
de todo musulmán, desde aquel lejano tiempo hasta hoy, a lo largo y ancho del mundo
musulmán.
El islam nunca fue una invitación basada
en el fuego, el abuso, la ejecución de la gente... Nunca, el Islam, fue
acompañado por violencia ni coacción alguna.
El Islam es civilización, diálogo
de alto nivel y es misericordia. El Islam es, simplemente, amor. La historia y
la civilización lo confirman.
Estamos en presencia de una leve
decadencia de unos pocos errantes musulmanes, pero pronto, muy pronto, la bandera
del Islam será alzada por buenos musulmanes, benevolentes y verdaderos adoradores.