Nuestro Mensajero, Muhammad, fue
enviado para completar y perfeccionar las nobles cualidades de carácter y para
mostrarnos y enseñarnos que el trato entre la gente es parte de la religión.
Por eso, la persona que esté vinculada y unida a su Señor, hará el bien a Sus
criaturas. No perjudicará ni dañará a nadie.
El Profeta dijo: “No creerá
ninguno de vosotros, hasta que ame para su hermano lo que ama para sí mismo”.
Que apliquemos las enseñanzas del
profeta en nuestra propia vida y en nuestras acciones, si Dios quiere.