Cuando se recita el Corán con
atención, con calma y haciendo pausas para meditar y reflexionar, el musulmán
logra ver el Poderío divina. Uno se queda callado por largos instantes y al
despertar de este silencio dice: Gloria Dios. Fijaos en esta magnífica aleya
del Corán que reza lo siguiente: Allah
es Quien erigió los Cielos que contempláis sin columnas aparentes, que sólo Él
conoce, es también Él el Creador de las estrellas que se desplazan en el
espacio de los Cielos y estableció lazos indefectibles entre ellos, hasta que
Dios lo quiera; es también Él Quien sometió con su poderío al sol y la luna
para cumplir con su cometido para vuestro beneficio, girando con una perfecta e
ininterrumpida sistematización durante un plazo que sólo Dios, alabado sea,
conoce; es también Él Quien organiza y supervisa todo cuanto existe en los
Cielos y la Tierra, aclarándoos sus maravillosas evidencias universales con la
expectativa de que os convenzáis de Su unicidad. (13:2).