Allah pone bajo pruebas a los creyentes y gracias a ello, la persona, realmente apegada a Allah, incrementa sus actos de devoción, como la paciencia, la complacencia, la satisfacción, el arrepentimiento, el remordimiento...
Cuando el musulmán recibe una prueba, debe saber que Allah está cerca de él, y empieza a hablarle todos los días y si quiere en voz audible, a veces. Empieza a preguntarle tantas cosas, que solo Allah y el musulmán saben de qué se trata.
Al musulmán le es suficiente prolongar su rezo y decirle a Allah lo que quiere. En momentos de prueba, el creyente se siente bien, porque está hablando con Allah, todo el tiempo.