martes, 16 de septiembre de 2014

Justicia de un Profeta / Sami El Mushtawi

El profeta Muhammad era un hombre que amaba la justicia. Sucedió que una mujer eminente de la familia de Majzum (una gran familia de La Meca en aquel momento), robó, por lo que se merecía un castigo por su crimen. La gente pensó que nadie se atrevería a hablar con el Mensajero, la paz sea con él, en este caso, excepto Usama Ibn Zayd, el más querido por el Mensajero. Usama habló con el Mensajero, quien contestó: “¿Quieres intervenir en una de las leyes de Allah?” Luego se incorporó y dijo que las naciones que vivieron antes de la nación musulmana habían sido destruidas, porque no habían castigado a los eminentes, sino que sólo habían castigado a los débiles, cuando cometían algún crimen. Y juró que si su hija Fátima robaba, la castigaría. Quiera Dios que se aplique la justicia del Profeta del Islam.